miércoles, 6 de junio de 2012

A Ray

Adiós, Maestro.  Qué huérfanos nos hemos quedado...

Pero yo me quedo, aún, con su desbordante y bello lirismo: el húmedo planeta Venus en el que no cesa de llover, y donde solo se ve el sol una hora al año (la hora fulgurante de todas las magias), o esa nave de terrícolas, convenientemente refrigerada, que viaja al Sol, para por medio de una larga cuchara, arrancar de su masa incandescente un pedazo del astro rey. [...] Bradbury cómo no. ¡Cuántos bellos estíos!


LUIS ANTONIO DE VILLENA.