En esta pequeña obra, lo que ha hecho el señor García Gual es acercarnos varios fragmentos de la literatura clásica griega y reflexionar sobre ellos, incitando a una lectura detenida a través de sus comentarios. Como bien dice él en la introducción, la lectura comentada no está de moda y menos si se trata de lecturas clásicas. ¡Pero ah, si se recomendaran libros como éste en los institutos o incluso en las universidades, otro gallo nos cantaría!
Como lectora voraz de ensayos sobre el mundo antiguo, reconozco que los historiadores y los filólogos pecamos muchas veces de estudios sesudos en los que predominan más los pies de página que el texto en sí. Intentad hacer entender a algún alumno novato libros así, como he intentado hacer yo, y veréis qué resultado tan patético se obtiene... A veces tendríamos que darnos cuenta de que leer un ensayo de, no sé, Nicole Loraux, es fascinante para nosotros, pero puede resultar muy complicado para gente poco acostumbrada a estas lecturas. Por eso defiendo la labor de helenistas como Lane Fox, Bernardo Souvirón o, en este caso, García Gual, que acercan los clásicos y el mundo antiguo de una manera tan sencilla y maravillosa al público general y, de paso, nos hacen disfrutar también a los especialistas.
Las seis escenas que nos invita a recorrer el catedrático de la Complutense son perfectas: la escena del encuentro entre Príamo y Aquiles en la Ilíada (para mí, la escena más bella de la epopeya junto a la despedida de Héctor y Andrómaca), la de Ulises con su porquerizo Eumeo en la Odisea (¡Mi favorita también!), las súplicas de Tecmesa a su marido en el Áyax de Sófocles, el encuentro privado de Medea y Jasón en las Argonáuticas, el final romántico de Quéreas y Calírroe en la novela helenística que tiene por título sus nombres y, por último, ese episodio de Alejandro Magno donde los árboles del Sol y la Luna le profetizan su muerte en Vida y hazañas de Alejandro Magno. ¿Se puede hacer una selección más fascinante, hermosa y variada? Difícilmente.
Todo en el libro de Carlos García Gual me parece emotivo y precioso pero si tuviera que elegir, me quedaba con su reflexión final sobre la importancia de la religión en la literatura griega y cómo podemos sentirnos frente a las adaptaciones modernas de los clásicos en ausencia de los dioses. ¡Qué hermoso capítulo final para cerrar un libro fantástico que todo el mundo debería leer!
Para finalizar, me gustaría compartir dos fragmentos. El primero es una referencia que me ha emocionado en mi corazoncito tolkiendili al hilo de los árboles proféticos y Alejandro:
"Los árboles parlantes, en voz y sexo humanizados, son menos extraños que los árboles caminantes de otras mitologías, pero también menos humanos que esos árboles de los relatos de Tolkien, dispuestos a socorrer a los humanos." ^^
El segundo es un fragmento de ese tremendo libro llamado Los dioses de Grecia de Otto, que sabiamente García Gual ha transcrito del original en su epílogo "Si se ausentan los dioses" y que me parece una bella reflexión para animar a cualquiera a leer, en una soleada tarde de verano, estas seis escenas griegas:
"Al hombre moderno no le será fácil llegar a una justa comprensión de la antigua religión griega. Lleno de admiración, se detiene ante las imágenes de los dioses de la gran época y siente que el esplendor de estas figuras es y será único en su género. Al mirarlas posiblemente experimentará un estremecimiento ante lo eterno. Pero lo que oye de estos dioses y de sus relaciones con los hombres no tiene eco en su alma. Pareciera que falta la seriedad religiosa, aquella melodía de inefable elevación y solemnidad que veneramos íntimamente desde la infancia, y cuando nos enfretamos con esa realidad se hace claro lo que echamos de menos. Esta religión es tan natural que la santidad, aparentemente, no tienen cabida en ella."